En un bowl o recipiente grande disolver la masa de a poco en el caldo hasta que se haga una mezcla uniforme. Lo mejor es usar las manos porque podemos sentir la textura de la masa y disolver todo con más cuidado.Es importante que el caldo esté a temperatura ambiente y no caliente. La textura final debe ser como la de una ‘leche de maíz’.
Colar la masa dos veces usando un tamiz (algo como esto). Haciendo este paso nos aseguramos que la masa quede suelta y cuando se cocine tenga una textura súper suave.
Pasar la masa a la olla en donde vamos a cocinarla. Asegúrense de que la olla sea lo suficientemente grande para no tener que cocinar en tandas.
Agregar el «pesto» a la masa y mezclar con una cuchara para que se distribuya bien.
Cocinar la masa a fuego medio/bajo hasta que hierva. Revolver de vez en cuando para evitar que se pegue en el fondo de la olla.En este paso buscamos que la masa se reduzca y se espese, adquiriendo una textura cremosa. No se olviden de revisar la sal.
Cuando la masa esté lista quitar la olla del fuego y dejar enfriar, para que cuando armemos los tamales sea más fácil de manipular.